¿A qué se refiere la dominancia cerebral? ¿Este concepto influye en el desarrollo de la personalidad? ¿Es posible que el cerebro pueda equilibrar ambas funciones?
El cerebro es el órgano principal del Sistema Nervioso Central (SNC), compuesto por millones de células nerviosas llamadas neuronas, que realizan conexiones complejas entre sí y son responsables de todas las funciones vitales del cuerpo humano.
Se divide en dos hemisferios cerebrales simétricos, que trabajan en conjunto para mantener sus funciones activas. El hemisferio derecho es responsable de la información sensorial y espacial. Se relaciona con el arte e involucra estímulos visuales, área emocional y creatividad. El hemisferio izquierdo procesa la información conceptual. Se encarga de la elaboración del proceso lógico, matemático, analítico y verbal. Es racional, crítico y científico en todas sus manifestaciones.
La dominancia cerebral determina las características funcionales hemisféricas que pueden predominar al definir algunos rasgos de personalidad. Esta capacidad puede influír para desarrollar una personalidad con tendencia científica o creativa, así como mayormente lógica para afrontar los conflictos o impulsiva frente a las emociones intensas.
Las conexiones neuronales de los pensamientos están conectadas con las emociones, por lo cual, no pueden funcionar de forma independiente. Es decir, los pensamientos interpretan las emociones, así como las emociones dan valor o carga emocional a cada pensamiento. Según la dominancia cerebral, en algunas personas predomina ser habitualmente analítico y en otras, más emocional.
Existen evaluaciones que permiten clasificar estos rasgos. Generalmente, los hombres suelen ser más lógicos y las mujeres más emocionales, a pesar de que no es una regla estricta. Además, algunas personas mantienen en equilibrio las funciones de los dos hemisferios, aunque por su prevalencia se considera una minoría.
Otro dato relevante, es que cada uno de los hemisferios se divide a su vez, en cinco lóbulos cerebrales principales, los cuales cumplen con diferentes funciones específicas.
- Lóbulo Frontal: Se relaciona con el control de impulsos (emociones), producción de lenguaje, solución de problemas, elaboración de juicios, memoria funcional (corto plazo), funciones motoras, comportamiento sexual, socialización, espontaneidad, planificación, coordinación, autocontrol y ejecución de conductas.
- Lóbulo Parietal: Tiene un importante papel en el proceso sensorial (dolor, placer, temperatura, gusto, tacto y movimiento) procedente de varias partes del cuerpo, conocimiento de números y manipulación de objetos.
- Lóbulo Occipital: Ocupa la corteza visual y está implicado en la capacidad para ver e interpretar imágenes.
- Lóbulo Temporal: Sus principales funciones tienen que ver con la memoria, el olfato y el oído. Está implicado en el recuerdo de palabras, nombres de objetos, memoria visual (caras, imágenes) y auditiva (sonidos), así como el equilibrio y la regulación de emociones.
- Lóbulo de la Ínsula: Reside en el sistema límbico, zona donde se encuentra la amígdala, reconocida como la sede de los recuerdos emocionales que dan sentido y valor a las experiencias personales. En términos de neuroquímica, el sistema límbico es la parte emocional del cerebro. Por esta razón, sus funciones se relacionan con las emociones y estados de alerta, procesos de atención al entorno, memoria, motivación y aprendizaje.
La importancia de cumplir con todas las funciones de cada área es vital. En caso de lesiones, malformaciones orgánicas o desajustes neuroquímicos, sus funciones pueden ser afectadas. En caso de presentar estas alteraciones, se requiere de apoyo profesional para su evaluación, tratamiento y medicación responsable. Para mayor información, enviar consulta vía inbox.
Comentários