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Sexualidad: ¿Disfunciones sexuales?

¿Qué es una disfunción sexual y qué causas provocan estos trastornos? ¿Cuáles son las más comunes? ¿Qué recomendaciones pueden ayudar a mejorar la sexualidad en pareja?


La función sexual normal implica una intercomunicación compleja entre mente-cuerpo. El sistema nervioso, endócrino (hormonal) y circulatorio, en combinación de diversos factores psicológicos, provocan una serie de reacciones físicas necesarias para la interacción sexual.


Una disfunción sexual se define como el trastorno por cambios significativos en el comportamiento que genera problemas en la respuesta sexual (deseo, excitación y orgasmo). Abarca una amplia variedad de alteraciones, tanto en hombres como en mujeres, sin discriminación por la edad y puede ser consecuencia de factores físicos o psicológicos, tanto de forma temporal como permanente. Esta dificultad persistente no permite disfrutar de una vida sexual plena, placentera y saludable.


En los hombres, los principales padecimientos son los trastornos en el deseo sexual (líbido), incapacidad para lograr una erección (disfunción eréctil) o para mantenerla (impotencia sexual), problemas con la eyaculación prematura, ya sea antes o poco después de la penetración (eyaculación precoz), eyaculación en la vejiga (eyaculación retrógrada) o inhabilidad para eyacular (aneyaculación), coito doloroso, deformación en el pene, malformaciones orgánicas o la incapacidad para alcanzar un orgasmo (anorgasmia).


En las mujeres, estos trastornos se caracterizan por el bajo deseo sexual (hipoactivo) o el deseo sexual desenfrenado (hiperactivo), la disminución de fantasías sexuales, la estimulación sexual inadecuada, el trastorno de excitación por lubricación o sequedad vaginal, espasmos involuntarios en la vagina que imposibilitan la penetración (vaginismo), dolor durante el coito (dispareunia), ardor crónico del área genital (vulvodinia), alteraciones hormonales o malformaciones orgánicas congénitas, incapacidad para alcanzar un orgasmo (anorgasmia), ausencia de placer en las relaciones sexuales (frigidez), miedo al acto sexual (erotofobia), síndrome de evitación sexual, falta de autocontrol en los elevados impulsos sexuales (erotomanía) o sexo compulsivo (ninfomanía).



¿Cuáles son las causas posibles para desarrollar estos padecimientos?


- Problemas de salud (físicos o psicológicos)

- Efectos colaterales de medicamentos

- Efectos secundarios por uso de anticonceptivos

- Abuso de alcohol, drogas o sustancias nocivas

- Anomalías urológicas o ginecológicas

- Alteraciones hormonales o emocionales

- Dificultades frecuentes y estrés en la relación de pareja

- Falta de compromiso, fidelidad o estabilidad afectiva

- Prácticas sexuales con diferentes personas o conductas de riesgo

- Temor a embarazos no deseados o contagio de ETS

- Indiferencia por intereses sexuales

- Estrés crónico o fastidio en la rutina habitual

- Inseguridad, culpa y baja autoestima

- Inestabilidad o bloqueo emocional

- Creencias religiosas o culturales

- Presiones de pareja o exigencias externas

- Adicción a la masturbación o porno-dependencia

- Historial de abuso sexual o violación

- Secuelas de violencia física o psicológica



Las consecuencias más comunes son un bajo rendimiento sexual, evitación o disminución en la frecuencia de encuentros íntimos, problemas de autoestima, alteraciones emocionales y problemas de pareja.


¿Cuáles son las recomendaciones más relevantes?


Es importante fomentar la comunicación asertiva en la pareja, como primer paso en el tratamiento. Una sexualidad sana requiere de una actitud positiva hacia la misma y la libertad mental para disfrutar del placer sexual. Los aspectos psicológicos en la dinámica de pareja son fundamentales, las emociones pueden alterar o mejorar las relaciones afectivas, es por ello que sanar las heridas del pasado, perdonar algunos errores, olvidar rencores entre la pareja y trabajar en las carencias emocionales personales, es de suma importancia para evitar la aparición de algunas disfunciones afectivas o sexuales, así como otras costumbres tóxicas o la ruptura inevitable de una relación.


Conocer los gustos de la pareja, negociar algunos acuerdos, crear lazos íntimos para aumentar la sensación de seguridad, evitar los juicios inhibidores y facilitar la ausencia de creencias infundadas como los temores, las dudas, las culpas y la vergüenza, permitirá establecer un ambiente de confianza que ayude benéficamente a desaparecer la angustia mental y sus repercusiones en la sexualidad.


Otra recomendación es identificar las características de cada trastorno para recurrir a los tratamientos más adecuados. Buscar apoyo farmacológico como parte del tratamiento médico para los síntomas físicos y evaluar los aspectos emocionales con un profesional de salud psicológica. Para mayor información, enviar consulta vía inbox.



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